Con algo de retraso, al final ya puedo colgar las fotos y la partida que jugamos General Grumpie y un servidor, durante las jornadas del Club Alpha Ares este año.
Como ya sabréis, era una adaptación para Dystopian Wars de la Batalla de Midway de la Segunda Guerra Mundial, que enfrento a las flotas del Imperio japonés con las unidades del Pacifico de Estados Unidos. Más adelante pondré un pequeño resumen de como construimos y pintamos las islas par la partida, hoy nos centramos en las escabechina.
Las hostilidades empezaron con la llegada del primer Grupo de Ataque japones y el despegue de varios grupos de Cazas y Bombarderos desde los porta-aviones nipones. Al aproximarse a la isla, los sistemas de Radar de Midway, detectaron la llegada de la flota japonesa y pusieron en alerta a las defensas. En pocos minutos, varios grupos de intercepción ya estaban en el aire para enfrentarse a los aviones enemigos.
Tras duros combates entre los grupos de intercepción de Midway y las fuerzas aeronavales del Imperio del Sol Naciente, el aeródromo de la Isla principal, resulto completamente destruido, lo que ya le daba un punto a los nipones, pero eso dio tiempo a que llegaran mis fuerzas de ataque desde el norte. Mis buques de escolta, principalmente Fragatas, se desplegaron en pantalla, para proteger el despliegue de mis Cruceros y Portaaviones.
Ya con las unidades desplegadas y maniobrado en el campo de batalla, llegó la hora de ir a comer algo. A la hora de comer, nos encontramos con los amigos del club Coll Wargames, de Barcelona y nos unimos a ellos en la mesa, más tarde llegaron el resto de Grumpies. La verdad es que en este tipo de jornadas, la hora de la comida es de lo más divertida, ya que siempre nos juntamos con gente de otros clubs y otros lares para compartir nuestras aficiones, hablar y echar unas risas.
Con el estomago lleno y el animo por las nubes, retomamos las partida, tras el parón de la comida. Parece ser, que los nipones, comieron mejor que mis yankies, ya que a la vuelta, empece a perder naves a un ritmo alarmante, y aunque, conseguí algunas pequeñas victorias y dañar seriamente algunos de los buques enemigos, perdí más barcos que ellos y a la larga, eso me costaría la partida.
El principio del fin, llego con la destrucción del Saratoga, que tras recibir varias andanadas de las baterías principales del Acorazado japones, fue incendiado por los cohetes de uno de los Cruceros, inutilizando sus pistas y dañando la super-estructura del puente.
La destrucción del Yorktown marco el fin de la partida, con solo el Ticonderoga operativo, y sin prácticamente naves en condiciones de combatir, era el momento de retirarse para salvar lo que quedaba de la flota del Atlántico e ir a puerto seguro.
La verdad es que fue un gran día, muy divertido y la mesa estuvo constantemente visitada por personas a las que les llamaba la atención y que se interesaron por el juego. Al final, aplastante Victoria para el Imperio del Sol Naciente y para el General Grumpie.
¡¡Esto no quedará así, quiero la revancha!!!
